Uno de los procesos evolutivos mejor conocidos es el del caballo. Gracias a la gran cantidad de fósiles disponibles, ha sido posible reconstruir las características de las distintas especies de équidos que acabaron dando lugar a los actuales caballos, zebras o asnos. Observa e investiga los principales rasgos que se modificaron (dentición, número de dedos, tamaño) y asócialos al modo de vida y el tipo de ecosistema en que se desarrollaban estas especies.
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